jueves, 16 de febrero de 2012

Ne me Quitte Pas mon Art, mon âme

De vuelta de las vacaciones y de vuelta a encontrarme con esta realidad llamada ciudad y gente y televisión y mil cosas más. Allí, en este licuado de paradojas es difícil (pero no imposible) encontrarse con un hecho que marca el camino de los hombres y que refleja la riqueza de su espíritu y la del universo entero. La pasión con la que algunos observan y recrean su mundo, a través de la música que brota de sus dedos o las letras que caen de sus bocas, sus trazos en el lienzo de la vida o el intenso aroma de las sensaciones que dejan flotando en el aire, esa forma en la que busco mi propio ritmo y mis propias pausas; concluyo que no hay derecho a vivir de otro modo más que dejando fluir aquello que nos azota y nos reclama en su ausencia. Bien lo sabía Edith Piaf cuando dejaba entre bares y burdeles sus canciones cargadas de alma, Ne me Quitte pas mon amour, mon vie, mon art, casi muriendo en los escenarios del mundo, pero cantando. ¡Cuanta esencia desperdiciada en aquellos que niegan y abandonan sus caminos para seguir el que otros le han impuesto! ¡Pobres!... Pobres…

¿O es tan difícil reconocer a personas que hacen una u otra cosa simplemente por necesidad o por cumplir, y no lo que realmente desean? Vicisitudes hay muchas, pero voluntad mucha más.

y que no sea este pedazo de hoja pretendido como concepto de autoayuda manoseado y turbio, aparecido como el cualquier arranque de perfidia o sinuosa palabrería: la realidad es demasiado obtusa para caer en convencionalismos baratos del tipo “política-mente (¿?) correcto”, esto cabe aquí porque los homenajes son necesarios para recordarnos que otros pueden tanto como nosotros, que finalmente todo aspecto de nuestras vidas debe ser transformado en un arte por excelencia, puro y sobrecogedor; hacer de nuestra vida y nuestros actos una obra de perfección, de creación, es, en síntesis, el afán de todo conocimiento, de todo aspecto humano: Cualquier trabajo puede ser el mejor si así lo queremos. Tanto como para el que lea esto, es un recordatorio para mi mismo.

Muchos conocen esto, muchos necesitan pararse al borde y sentir el viento golpeándoles el rostro, sentir que el corazón remece por completo su coraza, gritar y sentir el vértigo de una caída mental… esto, crear, creer, es igual.

No hay creencia, religión, dogma o voluntad humana que no busque aquel concepto de libertad: crear, ser arte en cada respiro, ser en sí mismos una gota de vida que no se desperdicia. Lo demás son supercherías baratas.

Les dejo un microtexto tejido a mano y a ojos cerrados:

Raíces Ausentes

Jugamos a ser enormes en un tiempo que no termina jamás, buscamos estrellas perdidas y lechos vacíos que nos llenan los brazos de olvido y soledad... no respiramos el aire que debiésemos, no comemos siquiera las palabras mas amenas y nos acostumbramos a regurgitar el barro mas oscuro: ¿donde quedan las miradas que se posan en el crecer de los niños, el danzar del mar y las arenas vestidas de recuerdos? ¿Donde vamos, donde, a que necedad nos dirigimos? alguna vez dijeron que nuestro andar nos llevaba a un lugar que se parece a un cielo lleno de paz y alegorías; no, no existen más paraísos que los paraísos perdidos en un lugar que abandonamos hace mucho.

Final: 02:42 del 16/02/12 con campanas de fondo.

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