sábado, 15 de mayo de 2010

Enajenado (alegoria al copy paste)

"Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de equipar a un par de muchachos rebeldes con el soñado billete para Hamburgo, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a varios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente (...)

... a nuestro lobo estepario le ocurría, como a todos los seres mixtos, que, en cuanto a su sentimiento, vivía naturalmente unas veces como lobo, otras como hombre; pero que cuando era lobo, el hombre en su interior estaba siempre en acecho, observando, enjuiciando y criticando, y en las épocas que era hombre, hacía el lobo otro tanto. Por ejemplo, cuando Harry en su calidad de hombre tenía un bello pensamiento, o experimentaba una sensación noble y delicada, o ejecutaba una de las llamabas buenas acciones, entonces el lobo que llevaba dentro enseñaba los dientes, se reía y le mostraba con sangriento sarcasmo cuán ridícula le resultaba toda esta distinguida farsa a un lobo de la estepa, a un lobo que en su corazón tenía perfecta conciencia de lo que le sentaba bien, que era trotar solitario por las estepas, beber a ratos sangre o cazar una loba, y desde el punto de vista del lobo toda acción humana tenía entonces que resultar horriblemente cómica y absurda, estúpida y vana. Pero exactamente lo mismo ocurría cuando Harry se sentía lobo y obraba como tal, cuando le enseñaba los dientes a los demás, cuando respiraba odio y enemiga terribles hacia todos los hombres y sus maneras y costumbres mentidas y desnaturalizadas. Entonces era cuando se ponía en acecho en él precisamente la parte de hombre que llevaba, lo llamaba animal y bestia, y le echaba a perder y le corrompía toda la satisfacción en su esencia de lobo, simple, salvaje y llena de salud."

fragmento; Herman Hesse

miércoles, 12 de mayo de 2010

No dejes que me salve


A paulina.


Realmente nunca basta con repetírmelo un par de cientos de veces, entre las caminatas por el centro y uno que otro café bien cargado, luego de las clases o las tardes de noviembre, porque en ocasiones el escozor de mis ideas es tan fuerte que se me pierden hasta las ganas en los bolsillos, y el automático queda encendido mas tiempo del necesario; “No te quedes inmóvil al borde del camino”, y aquí me encontré detenido una vez mas, perdido entre esta imagen de lo que debiese ser, algo pseudo conceptualizado para los juegos de esta realidad sin pies ni cabeza.


Y nada avanza realmente, este Stand By, ese saborcito amargo se me atraviesa en la garganta junto con la nicotina del quinto cigarro, tomando en cuenta la situación, razonándola, percibiéndola, mirando con incredulidad el rumbo que he tomado, mirando tu rostro que se llena de muecas de incertidumbre, llenándome la boca de contorsiones explicativas del momento, es lo que veo, te digo, algo que trasciende mas allá de las simples apariencias, mas allá de cualquier contexto y cualquier situación… pero no: el silencio me agrieta los balbuceos y murmuras "no congeles el júbilo”, somos mas que dos palabras, no te pierdas en argumentos, no te ciegues en tu propio cuento, en tu propio invento, “no quieras con desgana” sabiendo que esto es mas que personas y apariencias…



“No te salves ahora ni nunca”, por la puta, no te salves, mirando al suelo, enfadada, con una suerte de indiferencia que duele sutilmente, todo es una trampa a medias. Me salvaba aferrándome del borde, llenándome de calma, reservando en el mundo solo un rincón tranquilo entre juegos de guerreros y flores al mediodía, entre luces de colores, entre insomnios y juicios, desperdiciando sueños hasta dormir sin alguno de ellos, sin su compañía, sin sus alas preciosas, con los pies en la tierra al igual que la cabeza, quedándome sin labios, sin sangre, impartiendo juicios, implacable, sin un resto de tiempo que no sea el que ya se ha usado.


Quería evitarlo, alzar las manos y tocar el aire inmenso que se descuelga de atardeceres sempiternos, ser tan diferente como el resto (que paradoja), y tu, tu vestido conjugado con el viento danzando entre tu pelo, trascendiendo, marchando, escribiendo sobre la muralla “si te salvas, entonces no te quedes conmigo”, y yo ahí, alzado como un canto rígido pegado al suelo, extendiendo mi lamento, empujando la inercia de todo el miedo de las estrellas en su finito incierto, con todo un mar cargando en la mirada, tomé tu mano, “Me salvé un instante, un ciclo completo, y la inconsciencia no reconoce cuanto agrede tanta salvación de por medio, tanta normalidad venida al cuerpo; no me salves ¿si?, no me salve nadie, me cambio de ropa y vamos a la playa, vamos a contemplar las auroras como hace horas, cuando unos cuantos no empujaban como ovejas hacia la salida mas cercana, tocando la arena, no hablando de mañana… no me salves, que me dejo caer y seguimos así un ratito al borde del camino”.


Y tú, con la sutileza de las plumas en caída libre, dedicando una sonrisa a mi estabilidad fingida, me salvaste sin hacerlo.

martes, 4 de mayo de 2010

Relato B (de tres y nueve)


Es una tarde única, aunque cualquiera, a principios del mes de marzo; cinco sería el día exacto, pasadas ya las siete luego del meridiano. Una paloma negra sobre una de las farolas de la plaza de armas, mientras otras tantas aves se desparraman por las baldosas de piedra rojiza y el aire calido que aún acaricia la ciudad.

Cierto, digo aún por el simple hecho que, de variadas formas esta tranquila tarde es un reflejo de aquellas de septiembre, siendo exactos, de un cinco por allá, quizás con muchas diferencias de opiniones, vehículos nuevos contaminando por allí, unos cuantos cientos o miles de bebés respirando esta realidad y otros tantos que expiraron entre hospitales y accidentes de transito (sin contar a quienes se llevó el mar y los muros caídos, el ultimo veintisiete, dando el rojo particular de septiembre al triste inicio de este marzo).

Pero los árboles siguen en su sitio, como hace seis meses, entre el grito y los saltos de los niños tras los gorriones arremolinados intentando coger el pan de los ancianos… lo siento, este marzo tiene demasiado septiembre entre sus calles y banquitos de madera, salvo por las banderas a meda asta y se avanza hacia pasajes mas fríos, internándose mas y mas hasta perder medio arco iris en el camino.

Tres y nueve distan por un junio, para algunos, lleno de lluvias y tonos monocromáticos, cargados de legumbres y circunstancias que bordean los doce grados Celsius.

Como dije, este tres es tan nueve, la paloma me dejó, dejó la farola y dos rapaces quedan madurando entre las hojas, como un marzo recurrente, decreciente, opuesto al reflejo de su nueve floreciente.

Y hace frío, de esos que no se agotan fácilmente, como cualquier cosa buena disminuida al tercio de lo que es, un tercio de nueve que no me gusta, aunque siga siendo parte del tercio completo.

Estoy redundando, tengo frío, la espera es larga y tengo solo una parte para conformarme, tengo solo un tres de todo un nueve, no se si baste, aún cuando este cinco de este tres sea igual que cualquier otro cinco de su nueve… no se si baste.

sábado, 1 de mayo de 2010

Relato A (inadaptado)




Tengo ganas de gritar, de moverme junto con la luz resplandeciente del foco para evitar el frio de la noche se que deja sentir. Nunca es fácil comportarse debidamente y poder seguir a las mariposas que revolotean por el camino antiguo, justo al lado de los campos de trigo, porque debíamos avanzar en silencio o soportar las miradas que llueven como pequeños mosquitos atraídos por el resplandor del fuego. Quizás no Debí escapar de casa, pero me cansaban los regaños por cualquier cosa. Siempre fue el silencio, siempre fue la mirada baja o los dibujos en las paredes; yo no tenía la culpa de sentirme diferente a ellos, de jugar con mi perrito durante horas hasta dormirme abrazado a él. Ahora ya no me queda mas que gritar un poco mas fuerte, saltar y buscar una forma de volverme un poco mas alto, con suerte alcanzaría el borde, poder subir. ¿Y luego que? Han pasado varios días desde que aquel señor me llevó en el camión cargado de paja a varios kilómetros de la ciudad, porque allá todo era tan aburrido y no podía hacer más que trabajar y aguantar.

El atardecer era hermoso, me gustaba ver las nubes altas y a los tordos paseándose entre la maleza y el campo repleto, pero desde aquí no se ve nada, se pone todo cada vez mas frío y esto ya parece un bailecito que me causa risa (y lo hago por abrigarme)…quizás esta es la suerte de todos los inadaptados: huir y terminar atrapados entre sus propios juegos, con hambre y el hielo entumiendo los huesos. No se si debiese tener miedo, si llorar o solo esperar que pase algún milagro que me saque de este embrollo, ni siquiera sé porque pienso todo esto, como si me ayudara en algo recordarlo todo, como si me hiciese sentir menos culpable.

No, no hay explicaciones, solo sucedió, por seguir a las mariposas, por quedarme acampando en plena llanura, lejos de todo cuanto conocía, pensando que en la vida las cosas suceden igual que en los libros, donde algunos salen de sus hogares buscando un mejor futuro, conociendo gente importante, buenas personas que prestan auxilio a quienes lo necesitan en el momento justo… sucedió porque por primera vez en mucho tiempo me sentía libre y feliz, podía reír y cantar, podía gritar y repetir mil veces el nombre de mi madre sin que mi padre me golpeara con lo que tuviese a mano, restregándome en la cara que estaba muerta, que yo la había matado al nacer, podía hacer lo que quería, pero no vi el pozo, no lo vi.

martes, 20 de abril de 2010

no me interesa (deja que la basura llene mi boca)



- No me interesa. Volver a este lugar de redes a dejar una lámpara de palabras no tiene importancia, y que el misticismo platónico junto a la convergencia armoniosa de teorías cuánticas de algún científico ruso matemático adicto a lo subjetivo de las correlaciones momentáneas de unidades de medición temporal sea igual a lo que no sea nada, lo que carezca casi en su totalidad de materia o comprensión o significancia (tipo raíz cuadrada negativa e imaginaria) en una realidad dudosamente real entre la torre, el carro y la muerte… ah, bendita muerte de las causas perdidas, bendita esperanza estrangulada por el cuello y dejada sin aliento a un lado del camino, sin algoritmos posibles para su posterior reinvención en el cielo estrellado de cuanto nombre se le ha puesto a Dios y todo lo que se parezca a él en el reino contundente y turbulento del la consciencia humana. No me interesa porque carece de voluntad férrea, de hojitas cayendo sutilmente hacia los parpados del tiempo, porque cede ante las presiones de una recta perpendicular dibujada en la pared con doce dígitos encerrados en un tres coma catorce, porque nadie sabe nada y todo es perfectamente simple, correcto y con sabor a metal roído entre los dientes, entre las ausencias patéticamente tristes y las emociones inmensamente fugaces…Entiende que no me interesa, no me interesan los supuestos, supuesto tiempo, supuesto espacio, supuesto amor desgarrado que te cuelga del pecho y de los labios, supuesta riqueza, supuesto futuro, supuesta sabiduría que te brota por los poros en un sudor toxico lleno de autosatisfacían insana, supuesta renuncia falsa que no entiende siquiera lo que pronuncia entre rezos. No interesa, porque en unos segundos siquiera respirando podría estar, siquiera la conjugación de tu verbo imperativo te salvara de un inevitable que se cruza en tu camino (y pasaron y nada pasa); no interesa porque el control es una blasfemia hacia cualquier intento de existencia real en esta vida de miserias…No me interesa, no me interesa y por hoy así se queda. Hoy me abandono a esas aguas calmas del no ser ni estar, de la chaqueta simple, el gorrito a cuadros y la bufanda que se agita con la brisa de un viento imaginario, tal vez un poco de nicotina y la música que suena entre ideas en la cabeza, no está mal… nada mal.


- bueno, perdón, solo fue una pregunta...