viernes, 28 de junio de 2013

Cosmogonía




Los antiguos artistas usaban varas de madera para dibujar sonidos en la yerma soledad, y por ley primera se pregonaba un castigo a quién hiciese algo diferente: destierro. Cierto día, y por usar las manos y su voz en la tarea que servían las varas secas, uno de ellos fue desterrado del desierto hacia los confines del tiempo; cierto día este encontró en los sonidos que aprendió una serie de silencios y vacíos tormentosos, llenos de caos y absurdo. Ante esto, con los ojos cargados de un brillo jamás visto en los de cualquier otro, decidió llenarlos con movimientos y cantos nunca antes recitados: sonidos y danzas fueron grabados sobre su piel primigenia, mezclando el sudor de su rostro y la tierra que se fundía bajo sus manos, cada cual con nombres únicos y verdaderos.
Luego de siete días, y ya terminada la tarea, introdujo sus pies al nuevo mar y desapareció junto al universo que había creado. La historia cuenta que estrellas nuevas brillaban sobre aquel cielo iracundo que olvidó a los dibujantes y perpetuó al creador solitario.

miércoles, 19 de junio de 2013

Instantes I





Y la voz de un niño me recordó lo terrible del presente: su muerte, su falsa vida en un instante... a cada instante.


jueves, 13 de junio de 2013

El Nacimiento de "Por Motivos Ajenos"




Nunca un plazo ha dejado de cumplirse, eso queda demostrado, cual ley, con la muerte, fiel compañera que espera pacientemente el compromiso firmado el día de nuestro nacimiento; llega para darnos la mano y caminar hacia una nueva historia… Hoy, el tiempo de un nuevo inicio se ha concretado.

Siendo un 14 de Junio, se ha cumplido el tiempo de subir el que, espero, sea tan solo el primer paso de una larga producción literaria: no por fama, reconocimiento o glorias mundanas; un primer paso que sea entregar a la gente una mirada diferente de sus propias vidas, ofrecer a todos ustedes una voz nueva en estas tierras áridas, que tiene algo que decir: hoy surge "Por Motivos Ajenos".

martes, 4 de junio de 2013

El baile




"Aquellos que bailan, son considerados locos, 
por aquellos que no pueden oír la música."
Nietzsche.


Aquella noche estabas en el baile, con tu hermoso vestido, recorriendo los salones, mirando a la gente acumulada en pequeños grupos, con un rostro hermético, sonriendo a veces, hasta ubicarte en una esquina de la barra; de fondo suena algún vals tocado por el cuarteto de cuerdas. Al entrar, intento ser sigiloso y llegar lo más cerca de ti, con afán de sorpresa y una rosa blanca oculta en mi mano izquierda, tras la espalda. Ciertamente tu percibes mis intenciones antes de cumplir mi cometido... sonrío al sentirme descubierto y tu respondes con enorme ternura: entonces te entrego la flor (se queda acomodada en tus cabellos atardecidos) y, avanzando unos cuantos pasos de la mano, bailamos, sin prisa, sin tapujos, mirándonos a los ojos, con todos a nuestro alrededor... 

Ha sido una gran fiesta... nuestra fiesta.