domingo, 26 de mayo de 2013

Del absurdo carpe diem



"Por qué, con tus encantamientos infernales
me has arrancado a la tranquilidad de mi primera vida..."
Discurso de la Mandrágora,
En  Rayuela, Julio Cortázar


No puedo con las profundas verdades
O defenderme de las dudas y misterios
No puedo servir sin gracia
O ser servido sin vergüenza
No puedo ver cómo te arrancas
Las mariposas clavadas en los ojos
O vomitas las últimas palabras que nos dijimos
Apenas si puede el lápiz convocar las marcas
Que forman estas letras
Ver como se desgranan los acordes de tus manos
Agrietando la esperanza y su absurdo mausoleo
Agrietando aquel tiempo
Que fue uno y bueno
Uno y nuestro…
Ahora ahogamos nuestro llanto de ataúd
Nuestro llanto de ánima sin cementerio
Sin poder mirar más que la luna
Sentados en aquella escalera que no lleva
A ninguna parte
Y hablarle a los recuerdos
A los gatos y el viento
Hablar de lo innecesario
O guardar silencio
Y seguir sonriendo
Tan amable y sin sentido como siempre
Cosiéndome en la frente
Este absurdo
Carpe Diem…

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