miércoles, 12 de mayo de 2010

No dejes que me salve


A paulina.


Realmente nunca basta con repetírmelo un par de cientos de veces, entre las caminatas por el centro y uno que otro café bien cargado, luego de las clases o las tardes de noviembre, porque en ocasiones el escozor de mis ideas es tan fuerte que se me pierden hasta las ganas en los bolsillos, y el automático queda encendido mas tiempo del necesario; “No te quedes inmóvil al borde del camino”, y aquí me encontré detenido una vez mas, perdido entre esta imagen de lo que debiese ser, algo pseudo conceptualizado para los juegos de esta realidad sin pies ni cabeza.


Y nada avanza realmente, este Stand By, ese saborcito amargo se me atraviesa en la garganta junto con la nicotina del quinto cigarro, tomando en cuenta la situación, razonándola, percibiéndola, mirando con incredulidad el rumbo que he tomado, mirando tu rostro que se llena de muecas de incertidumbre, llenándome la boca de contorsiones explicativas del momento, es lo que veo, te digo, algo que trasciende mas allá de las simples apariencias, mas allá de cualquier contexto y cualquier situación… pero no: el silencio me agrieta los balbuceos y murmuras "no congeles el júbilo”, somos mas que dos palabras, no te pierdas en argumentos, no te ciegues en tu propio cuento, en tu propio invento, “no quieras con desgana” sabiendo que esto es mas que personas y apariencias…



“No te salves ahora ni nunca”, por la puta, no te salves, mirando al suelo, enfadada, con una suerte de indiferencia que duele sutilmente, todo es una trampa a medias. Me salvaba aferrándome del borde, llenándome de calma, reservando en el mundo solo un rincón tranquilo entre juegos de guerreros y flores al mediodía, entre luces de colores, entre insomnios y juicios, desperdiciando sueños hasta dormir sin alguno de ellos, sin su compañía, sin sus alas preciosas, con los pies en la tierra al igual que la cabeza, quedándome sin labios, sin sangre, impartiendo juicios, implacable, sin un resto de tiempo que no sea el que ya se ha usado.


Quería evitarlo, alzar las manos y tocar el aire inmenso que se descuelga de atardeceres sempiternos, ser tan diferente como el resto (que paradoja), y tu, tu vestido conjugado con el viento danzando entre tu pelo, trascendiendo, marchando, escribiendo sobre la muralla “si te salvas, entonces no te quedes conmigo”, y yo ahí, alzado como un canto rígido pegado al suelo, extendiendo mi lamento, empujando la inercia de todo el miedo de las estrellas en su finito incierto, con todo un mar cargando en la mirada, tomé tu mano, “Me salvé un instante, un ciclo completo, y la inconsciencia no reconoce cuanto agrede tanta salvación de por medio, tanta normalidad venida al cuerpo; no me salves ¿si?, no me salve nadie, me cambio de ropa y vamos a la playa, vamos a contemplar las auroras como hace horas, cuando unos cuantos no empujaban como ovejas hacia la salida mas cercana, tocando la arena, no hablando de mañana… no me salves, que me dejo caer y seguimos así un ratito al borde del camino”.


Y tú, con la sutileza de las plumas en caída libre, dedicando una sonrisa a mi estabilidad fingida, me salvaste sin hacerlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

*.* Sorprendida!

Nunca quise tanto en mi vida que alguien no se salvara, quizás te estas salvando porque yo lo quería, pero si tu no hubieses querido, jamás te hubieras salvado...
No te salves Manuel,
Aunque el mundo se caiga a pedazos
No te salves,
No te salves ante la injusticia
Y la idiotez,
No te salves ante la falta de tiempo, en este sistema que enferma el alma y los labios,
No te salves ante lo cotidiano
Y vulgar, no te salves,
No caigas en el macabro jueguillo de escupir veneno por la boca
Y la lengua, no te salves,
No te vuelvas común
Y menos corriente,
No te salves
Y tampoco te prostituyas,
No te vendas,
No pases a ser un gato negro,
Solo porque la noche es noche y oscura,
Podemos ser blancos o celestes
O multicolores si lo queremos, mientras no nos salvemos,
Recuerda Manuel que todo en este mundo es relativo,
Podemos hacer y querer
Y pensar y decir,
Sin dañarnos, sin dañar,
No te salves,
No te resignes,
No mires congelado la vida
Mientras pasas,
No te vuelvas así de repente un parido de una loba
O como se llame ese libro raro de Herman Hessen,
No te salves ni te mueras,
Ni nazcas, sin comprender lo maravillosa que es la una con la otra y que tienen un significado místico y mágico y milagroso si sabemos apreciarlo,
No te salves sin mirar la punta de tu nariz,
Sin antes sacarte el rostro a tirones y las uñas y los pelos del cuerpo,
Sin patalear, sin morder
Y gritar desgarradamente
Que quieres salvarte,
No te salves,
Sin antes saber las dimensiones del universo,
aunque sean especulaciones,
no te salves Manuel,
Sin conocer un dragón,
no te mates, ni dejes que te maten, no sin despedirte (aunque sea con un movimiento de cejas) de mi, no te salves, no te enfríes, no te juzgues, ni juzgues con destiempo ni te duermas sin sueño, no hagas nada que provoque una salvación en ti; no te salves, ni me dejes, no ahora que comienza la parte entretenida del paseo, aunque si lo vemos desde lejos, el paseo siempre a sido entretenido, el drama es cuando nos salvamos; no te salves amigo y maestro, no te salves, porque si te salvas, todo lo dicho y pensado y sentido sería una contradicción amorosa de igual manera bien recibida; pero tu sabes, no te quedas conmigo... y eso seria terrible...

Gracias por tus palabras!
Me emocionan mucho!
Gracias por hacer de mi desespero, (a grito pelao ¡NO TE SALVES! (POR LOS PASILLOS DE LA UA), pegándote con lo que fuera en la cabeza, (a ver si reaccionabas), una linda forma de decirme que a pesar de todo, no te salvas!!

Te re amo lokillo!!!


Paulina “show" de Benedetti